Tomas10 Publicado 25 de Marzo del 2022 Reportar Share Publicado 25 de Marzo del 2022 El Banco Central decidió darle al billete de 1000 pesos elementos de protección a la altura de las mejores monedas del mundo. Así fue como llegó al billete argentino el hilo de seguridad que lo recorre. Es una banda “aventanillada” que lo recorre de manera vertical. Se trata de una versión similar a la que usa la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) en el billete de US$100. El hilo de seguridad del hornero se llama Rapid, una marca registrada conocida en todo el mundo. Su fabricante es Crane Currency, una empresa sueca con plantas en ese país y en Estados Unidos. Cuesta US$112,80 el kilómetro. Los intereses de la Argentina y de la empresa fabricante del hilo chocaron a medida que la inflación masticó el poder cancelatorio de los billetes. Cuando salió a la calle, el papel de $1000 equivalía a unos US$60, pero ahora está por debajo de los US$5. Entre diciembre de 2016 y febrero de este año, la inflación del país fue del 533%. Pese a la pérdida de poder de fuego del peso, el Banco Central mantuvo las medidas de seguridad originales. Así, empezó a requerir cada vez más papel, tintas y kilómetros del hilo de seguridad en un contexto en el que también aumentó la demanda de billetes en el mundo debido a la pandemia. Hoy la Argentina tiene problemas para hacerse del hilo de seguridad que llevan los billetes de $1000, según se traduce en diversos documentos de Casa de Moneda, la imprenta del Estado que hace billetes por orden del Banco Central. La conducción de Miguel Pesce en el Banco Central está acostumbrada a sortear situaciones límite con respecto al suministro de billetes, hasta ahora sin grandes sobresaltos. En parte, se trata de una incomodidad derivada de la política. Una de las primeras decisiones del Banco Central bajo la gestión de Alberto Fernández fue crear un billete de $5000. La conveniencia era evidente: cada uno de esos papeles tendría un poder cancelatorio cinco veces mayor al de $1000, algo que llevaría comodidad a las billeteras de las personas, bajaría los costos de transporte del dinero, mejoraría el abastecimiento de los cajeros automáticos y le permitiría al Estado imprimir menos plata. En abril de 2020, el directorio del BCRA aprobó la creación del nuevo billete. Al día siguiente, le envió instrucciones a Casa de Moneda para que lo ponga en marcha. Tendría en el frente las imágenes de Ramón Carrillo, el primer ministro de Salud de Juan Perón, acompañado por Cecilia Grierson, la primera médica argentina. En el reverso estaba la figura del Instituto Malbrán. Se hicieron varias muestras y hubo un cronograma de entregas de 200.000 millares de billetes, pero el Banco Central canceló el plan, presuntamente por una orden de Casa Rosada. En el pasado, la vicepresidenta Cristina Kirchner fue reacia a aumentar la denominación de los billetes porque consideraba que ponían en evidencia la inflación y aumentaban la expectativa de aumentos de precios en el futuro. Para sortear esa dificultad, Casa de Moneda debió importar billetes desde Brasil y España. De manera que llegó a pagar en euros por dinero argentino cada vez más devaluado. Diversas fuentes consultadas -del sector privado, público y funcionarios- creen que Pesce tiene aún una carta en la mano para evitar un problema en los cajeros. Se trata de la proliferación de los medios electrónicos de pago. Por caso, un informe reciente de Global Payments Reports pronostica que en tres años el efectivo dejará ser el principal medio cancelatorio para los argentinos. [Leído en Diario La Nación] 1 1 Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
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