Alejo Publicado 8 de Agosto del 2012 Reportar Publicado 8 de Agosto del 2012 Un Tribunal laboral cordobés consideró justificado el despido de un empleado de un taller mecánico que realizaba bromas pesadas a sus compañeros de trabajo, que muchas veces se transformaron en agresiones solapadas. La Sala 2 de la Cámara del Trabajo de Córdoba dio como acreditado, en base a los testimonios de los propios damnificados, que el trabajador despedido Mario Rosales fue "autor responsable de bromas pesadas reiteradas y agresiones a sus compañeros de trabajo". Rosales trabajaba como oficial múltiple de chapa y pintura en el taller Battistela SRL del barrio Maipú de Córdoba, de donde fue cesanteado por haber cometido distintas faltas, entre las que se destacaban, por su gravedad, escupir y cachetear a sus compañeros. Pese a que durante el juicio laboral Rosales negó las faltas de conducta, los testigos coincidieron en acusarlo. Incluso, uno de ellos declaró ante los jueces que Rosales tenía la costumbre de escupirlos en la cara e insultarlos, entre otras bromas pesadas que luego se convertían en agresiones físicas como cachetazos en la cara. Los jueces de la Sala 2 de la Cámara del Trabajo entendieron que las conductas impropias sí existieron y que la conducta del trabajador despedido resultó lo "suficientemente lesiva" como para disponer el distracto (la cesantía), "al contravenir el deber genérico de todo buen empleado de guardar buena conducta y cumplimiento diligente de sus obligaciones". Los jueces resolvieron que el despido está avalado porque "el empleador no puede tolerar conductas que denigren la dignidad de la persona y alteren el buen funcionamiento de la empresa". Clarin
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