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El indec muestra que la inflacion real es de 20 puntos en promedio


Alejo

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Para evitar problemas judiciales y complicaciones penales, esta nota no incluirá en lo sucesivo datos y estimaciones de las consultoras privadas sobre el nivel de inflación .

 

En realidad, no hace falta hacerlo. Indicadores alternativos que produce el propio INDEC y que han tenido un menor grado de intervención que el que sufrió hasta ahora el Indice de Precios al Consumidor (IPC) muestran, al igual que las mediciones privadas y las de las provincias que no aceptaron las sugerencias de Guillermo Moreno, que la inflación en la Argentina es mayor al 20%. Son indicadores con menos exposición pública , como el Indice del Costo de la Construcción (ICC), el Coeficiente de Variación Salarial (CVS) o las ventas de supermercados a precios corrientes, entre otros.

 

“El propio INDEC, que subestima el dato de inflación en el IPC, no oculta el desagregado de otras variables que arrojan información útil sobre el rumbo de los precios”, explica Victoria Giarrizzo, profesora de la UBA y especialista en Epistemología y economía experimental. Giarrizzo realizó un trabajo donde releva estos “aproximadores”, y todos están bien por encima del 9,8% de suba de precios que marca el IPC para los últimos doce meses: El ICC, sobre el que los formadores de precios del sector de la construcción aseguran que el INDEC no hace trampas, lleva un 17% de aumento interanual , aunque aquí pesa el rubro “materiales” que se planchó en buena medida por la desaceleración de la obra pública. El rubro “gastos generales” que compone el ICC y que replica mejor lo que sucede en otros sectores, lleva un aumento en doce meses del 25% .

 

Los salarios, que el INDEC difunde en el CVS, acumulan una suba interanual del 29%.

 

Hay consenso entre los economistas en que los salarios este año subieron algo por encima de la inflación , porque se negociaron con la velocidad de precios de principios de año, que era superior a la actual. “No es que ganan por varios cuerpos, pero sí por dos o tres puntos porcentuales”, dice Ramiro Castiñeira, de Econométrica, uno de los pocos consultores que el año pasado previó que en 2011 la inflación no se desbocaría.

 

Las ventas de los supermercados a precios corrientes son otro de los indicadores mirados. Según el INDEC, llevaban a julio un alza anual de 29%: si se tiene en cuenta un crecimiento del consumo del 8%, da un componente de precios del 21% .

 

El índice de precios implícitos del PBI , una información que surge de las planillas del INDEC, es otro aproximador que en este caso da menos del 20%: subió un 17,2% en el segundo trimestre del año en relación al mismo trimestre de 2010. Pero igualmente está bien por encima del IPC.

 

Aunque no es del INDEC, hay un dato oficial que también permite inferir la suba de precios real: la recaudación, o más específicamente el IVA consumo que surge de las planillas de la AFIP. En agosto, lo ingresado por este impuesto subió 31,6% contra el mismo mes del año anterior. “Suponiendo un crecimiento del 8% y una mejora por administración tributaria del 2%, da una inflación del 23,7% anual”, dice Giarrizzo.

 

Una de las consecuencias de que existan tantos indicadores alternativos de inflación es que la gente termina moldeando su percepción a través de los precios de su consumo habitual . Como hay un “sesgo” ya probado por la economía del comportamiento de “ aversión a perder ” (las pérdidas o costos tienen un impacto emocional y de recordación mayor a los beneficios), la gente tiende a ponderar más el alza del colegio o la prepaga que las tarifas de servicios o los pasajes de colectivo que no aumentan. Por eso la expectativa de inflación de la población para los próximos doce meses está en un 28,2% , de acuerdo a la encuesta mensual de la Universidad Di Tella.

 

“La buena noticia es qu e hace tres meses que este indicador no sube, la mala es que quedó estancado en un nivel muy elevado ”, dice Guido Sandleris, economista de la Di Tella. Una de las paradojas de toda esta historia es que la mejor noticia macroeconómica de los últimos meses, el amesetamiento de la inflación, no puede ser capitalizada por el Gobierno porque el IPC no lo refleja

 

 

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La brecha entre las cifras oficiales de inflación del interior del país con las que informa el INDEC para la Capital Federal y el Gran Buenos Aires sigue ampliándose. Y la distancia es tal que mientras el Instituto Nacional asegura que, desde que estallaron las diferencias en diciembre de 2006, la inflación fue del 47,8 por ciento, las mediciones de los Institutos oficiales Provinciales – tanto en distritos gobernados por el oficialismo como por la oposición- arrojan, en promedio una suba del 150%. Una diferencia de 3 a 1.

 

Ese promedio comprende los índices de distritos tan diversos como Santa Fe, San Luis, Tierra del Fuego, Jujuy, Neuquén, Entre Ríos, Chubut, Salta, La Pampa y Río Negro, elaborados y difundidos por las Direcciones Provinciales de Estadística correspondientes. No incluye Córdoba porque allí la elaboración del índice está a cargo del INDEC.

 

En todos los casos, estas mediciones provinciales eran muy coincidentes con las del INDEC hasta que en enero de 2007 se produjo la “intervención” al Área de Precios de Precios del organismo nacional. Luego esos índices provinciales siguieron siendo muy parecidos entre sí, pero pasaron a diferir con los del INDEC.

 

Por eso también y no por casualidad, en marzo de 2008 el INDEC dejó de difundir el IPC Nacional , que contenía esas mediciones provinciales. Es que ponía de relieve la divergencia entre las mediciones provinciales y nacionales. Y lanzó un “nuevo” Índice con base abril de ese año que es el que actualmente utiliza el INDEC.

 

Apenas Amado Boudou asumió el Ministerio de Economía, le encargó a 5 universidades nacionales designadas por el propio Gobierno la evaluación técnica del IPC del INDEC. El veredicto del Consejo Académico Universitario fue categórico en cuestionar ese Índice y señalar que no era confiable.

 

Según los académicos universitarios uno de los rubros más manipulados en la estadística oficial es el de alimentos y bebidas , que más inciden en la canasta de los asalariados, y más aún entre las franjas más pobres de la población. Esto explica por qué el INDEC tiene índices de indigencia y pobreza muy bajos – menos de la mitad – con relación a las mediciones alternativas hechas por los privados.

 

Las cifras provinciales de inflación se aproximan a la evolución que tuvieron en todo este período otras variables económicas . Por ejemplo los acuerdos salariales alcanzados entre sindicatos y empleadores se aproximan a la variación de los precios provinciales. Si la medición del Instituto Nacional fuera real sería inimaginable que, en promedio los empresarios hayan remarcado sus precios según lo que marca el INDEC (47,8%) y al mismo tiempo hayan acordado incrementos de los salarios con los índices provinciales (150%).

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