Alejo Publicado 19 de Agosto del 2011 Reportar Share Publicado 19 de Agosto del 2011 El pedido desesperado de Selva Herbón para que su hija Camila sea desconectada del respirador que la mantiene con vida, a pesar de un cuadro al parecer irreversible, ya traspasó fronteras. La madre de la beba comenzó esta semana a recibir llamados desde Uruguay, Brasil y Colombia. Es que la muerte digna es un tema complejo, que moviliza y sacude. Y aunque algunos países tienen posturas claras al respecto, la gran mayoría no. Ayer varias web de medios de la región daban cuenta de la historia con títulos como “Madre argentina pide muerte digna para su hija de dos años”. Dicen los especialistas en bioética que lo mejor que puede ocurrir en estos casos es que la decisión que se tome quede en la confidencialidad del médico y la familia. Selva lo intentó, pero al no tener respuesta, usó su última carta y logró que su caso se hiciera público. La historia es triste: Camila tuvo un problema en el parto (falta de oxígeno y paro cardiorrespiratorio del cual salió después de 20 minutos de reanimación) y las secuelas fueron tremendas: el daño cerebral nunca permitió que Camila pueda ver, oir, hablar, sentir, moverse. Tres comités de Bioética (Incucai, Fundación Favaloro, Centro Gallego) dijeron que el Estado Vegetativo Permanente de Camila es “irreversible”. Ante esto, la madre pide que “dejen ir” a su hija. Pero como en Argentina no existe una ley de muerte digna, nadie se atreve a actuar. La madre clama por esta ley: hay ocho proyectos en el Congreso nacional y la legislatura porteña, esperando ser debatidos. Mientras tanto, la voz de la Iglesia no se hizo esperar. Ayer, trascendió que algunos prelados expresaron “preocupación” por el avance parlamentario de estas iniciativas. Fuentes del clero manifestaron a Clarín que las autoridades de la Iglesia, en principio, no aprueban el ensañamiento terapéutico y prefieren por ahora no hablar de muerte digna. Ayer, la mamá de Camila llegó hasta la Sala de Cuidados Prolongados del Centro Gallego acompañada por el presbítero Rubén Revello, director del Instituto de Bioética de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Católica Argentina (UCA). Además de “acompañar a la madre”, la intención del sacerdote era conocer a Camila para tener una certeza definitiva sobre su cuadro de salud. Pero las autoridades de la clínica le impidieron entrar. Argumentaron que no pueden entrar acompañantes a ese sector del hospital. Pocas horas después, Revello envió a este diario la columna que acompaña esta nota y en la que se advierte la posición de la Iglesia. “Pero más allá de lo que diga la Iglesia –expresó Herbón– esta ley tiene que ser sancionada. Yo no digo que un familiar tome la decisión y listo. Digo que tiene que estar bien hecha, que a la familia se sume la decisión de un comité de bioética y que se analice qué se hace en caso de que los médicos planteen objeción de conciencia. Porque en ese caso hay que buscar otros médicos o trasladar al paciente. Yo no tengo problema en trasladar a Camila a donde sea, pero sin una ley nadie la quiere recibir porque nadie se quiere hacer cargo de desconectar nada. La verdad, estoy en un brete terrible, llena no solo de dolor sino también de dificultad”. Clarin 1 Enlace al comentario Compartir en otros sitios web More sharing options...
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